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Aston Martin Lagonda 1982 el coche futurista que parecía de otro planeta ¿Por qué el Aston Martin Lagonda 1982 sigue siendo un icono retrofuturista?
Estamos en el verano de 2025 y vuelvo a toparme con una imagen que parece sacada de una película de ciencia ficción de los ochenta. No es un escenario de “Blade Runner” ni un decorado de Kubrick: es el Aston Martin Lagonda de 1982, ese sedán de lujo que quiso ser el futuro y terminó convertido en mito retro. 🚘✨
Aston Martin Lagonda (1982)
byu/StephenMcGannon inRetroFuturism
El Aston Martin Lagonda no fue un coche cualquiera, fue un salto al vacío, un atrevimiento con ruedas. Hoy, cuando lo observo en fotografías y en debates apasionados en foros como Reddit RetroFuturism, entiendo por qué aún despierta reacciones encendidas: o lo amas o lo odias, no hay término medio.
El Lagonda como cápsula del tiempo
Su interior parecía diseñado más por un ingeniero de la NASA que por un fabricante de coches británico. Botones táctiles, pantallas digitales verdes, un tablero que se iluminaba como si el vehículo estuviera a punto de despegar. Era 1982, y Aston Martin presentaba al mundo un sedán de cuatro puertas con la arrogancia de decir: “Olviden lo que saben sobre los coches de lujo”.
Solo se fabricaron 645 unidades entre 1974 y 1990. Esa cifra lo convierte en un unicornio con ruedas, un ejemplar más raro que algunos Ferrari de colección. Y sin embargo, la rareza no era lo único que lo definía: lo definía su ambición. Porque en aquel tiempo, cuando la electrónica era todavía una criatura torpe y caprichosa, Aston Martin decidió integrarla en el corazón de un automóvil que costaba más que muchas casas.
“El Lagonda era un sueño imposible y precisamente por eso triunfó en la memoria.”
La historia del nombre Lagonda
No se puede hablar de este modelo sin recordar su origen nominal. El nombre Lagonda no nació con Aston Martin. La marca Lagonda era independiente hasta que fue adquirida en 1947. Desde entonces, Aston Martin la usó como emblema para experimentar con vehículos distintos, algo así como su alter ego futurista.
El Lagonda de 1982 fue, en cierto modo, un manifiesto: la aristocracia del automóvil británico podía reinventarse, podía romper moldes. Era lujo, sí, pero también provocación.
Un coche que se volvió personaje
Recuerdo haber leído que quienes se sentaban al volante se sentían como protagonistas de una película futurista. No era un coche discreto, no estaba hecho para pasar desapercibido. Sus líneas rectas, casi violentas, parecían diseñadas con regla y escuadra en un despacho lleno de sintetizadores sonando de fondo. Era el anti-Jaguar, el anti-Mercedes, el coche de un millonario que no quería ser clásico, sino adelantado.
El interior, además, era un espectáculo. No solo el cuero y la madera fina: lo que enamoraba (o desesperaba) eran esas pantallas que parecían salidas de un videojuego Atari. Fallaban, claro. Como toda tecnología adelantada a su tiempo, se estropeaban con facilidad. Pero eso también lo hace entrañable: su perfección estaba en su imperfección.
“El Lagonda no era un coche, era un personaje más de la historia de los ochenta.”
El Lagonda frente al presente
Hoy, los precios de los Aston Martin más recientes oscilan como péndulos en el mercado del lujo. Un Vantage nuevo puede rondar los 132.314 €, mientras que un DBS Superleggera alcanza los 320.760 €. Para los que buscan un Aston Martin de segunda mano, como el DBX, en mercados como México los precios flotan entre 3.500.000 y 4.200.000 pesos, según año, kilometraje y estado. Pero incluso con esas cifras, pocos coches transmiten lo que transmite un Lagonda original.
Porque comprar un Lagonda hoy es adquirir una cápsula de tiempo, una pieza que no solo se exhibe: se cuenta. El comprador no paga por el motor, paga por la anécdota, por la rareza, por ser dueño de una extravagancia que pocos se atrevieron a fabricar.
En redes sociales como Threads Vintage Everyday las imágenes de su interior siguen generando esa mezcla de asombro y nostalgia. Uno ve ese salpicadero lleno de botones y piensa en un futuro que nunca llegó, un futuro donde los coches parecían naves espaciales pero seguían oliendo a cuero británico.
El retrofuturismo del Lagonda
Lo fascinante es cómo este modelo encarna lo que hoy llamamos estética retrofuturista. Mirar un Lagonda es como mirar una visión del mañana hecha en el pasado. Es un futuro que se quedó congelado en los ochenta, como una promesa que nunca se cumplió.
A su manera, el Lagonda nos recuerda que el futuro nunca llega como lo imaginamos. A veces se parece más a un coche eléctrico silencioso que a un tablero lleno de luces verdes. Y sin embargo, esa visión perdida tiene un magnetismo irresistible.
“El futuro del pasado siempre parece más emocionante que el presente.”
Entre la ironía y la devoción
Es curioso cómo algo que en su tiempo fue criticado por ser demasiado caro, demasiado raro y demasiado frágil, hoy es venerado como un ícono. La ironía es brutal: los mismos defectos que hicieron que algunos se arrepintieran de comprarlo son los que hoy lo elevan a categoría de mito.
El Lagonda no es perfecto, y precisamente por eso no envejece. Su extravagancia lo salva de ser un objeto obsoleto y lo convierte en una pieza de conversación eterna. En una fiesta, hablar de un Lagonda de 1982 dice más de ti que llegar en un coche deportivo último modelo.
El coche como espejo cultural
Hace tiempo escuché un refrán inglés que reza: “Lo que hoy parece locura, mañana será tradición.” El Lagonda es la prueba rodante de esa frase. Se burlaron de él, lo ridiculizaron, lo tacharon de excentricidad millonaria… y hoy está expuesto en museos, en galerías digitales, en cuentas de coleccionistas.
Su lugar ya no es la carretera: es la memoria cultural. Y ahí es donde verdaderamente brilla.
El Aston Martin Lagonda de 1982 es más que un coche, es un espejo de lo que fuimos y de lo que quisimos ser. Una máquina que encarna el delirio del futuro soñado y la ironía del presente que nunca llegó. Y ahora me pregunto: ¿serán los coches eléctricos actuales vistos dentro de cuarenta años con la misma mezcla de ternura y asombro con la que miramos hoy al Lagonda? ¿O el verdadero futuro será siempre esa fantasía retro que nunca pasa de moda?
Originally posted 2025-08-21 00:49:24.