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¿Cómo suena el flamenco cuando late con batería? Una pregunta que Pancho Brañas ya respondió en 2025
Es septiembre de 2025 en Sevilla, y las noches siguen latiendo al compás de unas manos que marcan el aire. Lo curioso es que ahora esas mismas manos viajan también por la fibra óptica, convertidas en clases de palmas flamencas que llegan a Tokio, París o Nueva York con un solo clic. Lo que antes se aprendía en la penumbra de una peña, a base de intuición y oído, se ha transformado en un método estructurado que convierte un arte secreto en un idioma universal. No es folclore congelado, es un pulso vivo que encuentra su espacio en la pantalla sin perder su raíz.

Me asomo a la plataforma Flamenco Drummers y me sacude un golpe seco, como de bulería bien marcada. Aquí las clases de palmas flamencas no se reducen a un tutorial suelto en internet: son el eje de un ecosistema pedagógico que combina tradición y modernidad con una naturalidad sorprendente. Pancho Brañas, detrás de todo esto, entiende que el futuro de lo jondo no pasa por protegerlo en vitrinas, sino por enseñarlo con rigor y pasión, para que cualquier baterista, desde un amateur en Buenos Aires hasta un profesional en Berlín, pueda sentir el compás como si hubiera nacido en Andalucía.
Lo que parecía condenado a un rincón del museo, Brañas lo lanza al futuro. Y la pregunta es inevitable: ¿cómo diablos se enseña un arte que nació en la penumbra de las peñas con la lógica fría de una pantalla? La respuesta, curiosamente, está en que no hay frialdad: hay fuego, método y un respeto casi religioso por el compás.
El profeta del ritmo híbrido
Pancho Brañas y el salto del tablao al campus digital
Pancho Brañas no aparece en este escenario como un improvisado. Hablo de un músico con más de treinta años de carrera, de los que ha pasado buena parte al lado de nombres tan pesados como Enrique Morente, El Pele, Jorge Pardo o Chano Domínguez. No exagero si digo que ha estado en más de 1500 conciertos y en más de 40 discos, pero su verdadera hazaña no fue subir a los escenarios, sino bajar al aula.
Hace tiempo, cuando todo esto aún sonaba imposible, Brañas se preguntó: ¿y si el conocimiento de las palmas flamencas pudiera organizarse como se organizan las escalas en un conservatorio? ¿Y si la lógica intuitiva de aprender por ósmosis, mirando a los mayores, se tradujera en un método claro? De esa pregunta nació un sistema estructurado que hoy es referencia. Su Summer School Drums no es un cursillo de verano más: es una inmersión de tres meses donde se estudian bulerías, tangos, rumbas, seguiriyas o fandangos como si fueran asignaturas mayores de una universidad del compás.
La alquimia digital del compás ancestral
Cuando el block system se sienta al lado del solfeo
Lo más fascinante de Flamenco Drummers no es que digitalice el flamenco: es cómo lo hace. En la era en la que YouTube manda, Brañas no se limita a grabar vídeos. Ha inventado un sistema dual: por un lado, notación musical tradicional para los que saben leer partituras; por otro, un recurso visual que llama Sistema Block, perfecto para los que nunca han visto un pentagrama. El resultado: cualquier baterista, aunque venga del rock progresivo o del jazz, puede entrar en el laberinto rítmico del flamenco y salir vivo.
La Master Membership es el corazón de la propuesta: no solo enseña compases imposibles, sino que incluye hasta trucos de visibilidad para músicos en redes sociales. Una mezcla rara, sí, pero ajustada a la realidad: ¿de qué sirve tocar una bulería impecable si nadie la escucha?
“Lo antiguo no muere, se transforma”.
El renacimiento vintage-futurista del flamenco
Entre tapacubos, troncos y bulerías
El flamenco siempre ha sido capaz de reírse de sí mismo. Y Brañas lo demuestra en sus «5 grooves para conocerlo»: lo mismo toca temas de Yes en una batería montada con tapacubos y troncos que dirige una escuela de flamenco aplicado a la batería. Su historia personal es la metáfora perfecta de una generación que creció con vinilos de vinilo y tutoriales en streaming.
Mientras diseñadores de moda como Gil Ortiz o Leticia Lorenzo recuperan trajes antiguos con detalles de ahora, Brañas hace lo mismo con el ritmo: toma la esencia de siglos pasados y la viste con recursos del siglo XXI. Retro y futurista a la vez.
La democratización del arte jondo
De las peñas andaluzas al metrónomo global
Los datos son elocuentes: en 2024, España ingresó 452,2 millones de euros solo por streaming musical y los españoles escucharon una media de 22 horas de música a la semana. En ese contexto de consumo frenético, Flamenco Drummers logra lo improbable: que un baterista de Estados Unidos se meta en el secreto de una seguiriya o que un francés entienda por qué las palmas por bulerías no son una simple palmada.
El método de Brañas se divide en tres grandes bloques:
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La batería en el flamenco
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Las palmas en el flamenco
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Rudimentos para caja y bombo
Un triángulo que convierte la escuela en un ecosistema educativo completo, algo así como una academia global del compás.
Las palmas del futuro
El corazón secreto del flamenco digital
Decir que las palmas son un acompañamiento es quedarse corto. En realidad, son el esqueleto rítmico de un cante o de un baile, capaces de sostener enteras las emociones de una noche. Hasta ahora, su enseñanza era intuitiva, casi mística, y solo se adquiría tras años de experiencia. Brañas rompe esa barrera: en sus cursos, cada palo está organizado en tres fases —palmas básicas, lecciones de cajón y lecciones de batería—.
Lo que antes era patrimonio de unos pocos ahora es una llave al compás accesible desde cualquier lugar.
La hibridación como resistencia cultural
Cuando el flamenco se encuentra con el hip-hop
El flamenco no es un fósil, y su vitalidad se demuestra en sus hibridaciones: desde el jazz hasta el reguetón, pasando por la tecnología digital. Flamenco Drummers encarna esta lógica: cualquier baterista, incluso sin experiencia previa, puede usar lo aprendido para enriquecer su estilo.
“El flamenco no se defiende en vitrinas, se defiende mezclándose”.
El laboratorio del tiempo
Streaming, tutorías online y memoria del compás
YouTube, TikTok e Instagram se han convertido en tablaos modernos. Y en ese ecosistema, Flamenco Drummers funciona como un laboratorio del tiempo: clases particulares online, packs de formación personalizados y contenidos diseñados para cada nivel. No es solo enseñanza: es una apuesta por hacer del flamenco un idioma global sin despojarlo de su raíz.
El círculo virtuoso del conocimiento
Testimonios de bateristas que ya no son los mismos
La digitalización no solo conserva lo que había: lo multiplica. Y Flamenco Drummers lo sabe. Testimonios como los de Valentín Iturat, baterista de sesión para decenas de artistas, o Arturo García, de Asfalto y Fito & Fitipaldis, dejan claro que este método no se queda en teoría: cambia la manera de tocar y de escuchar.
La atemporalidad como estrategia
Lo eterno disfrazado de novedad
En una industria musical que en España factura más de 520 millones de euros al año, Pancho Brañas apuesta por lo que no caduca: la formación profunda y la transmisión auténtica. El flamenco, Patrimonio de la Humanidad, encuentra en proyectos como Flamenco Drummers no solo un refugio, sino una expansión.
Las modas pasan, el algoritmo se oxida, pero el compás… el compás sigue latiendo.
“El futuro del flamenco tiene acento de batería”.
Preguntas que quedan en el aire
¿Será posible que un día un chico de Tokio marque con naturalidad unas palmas por seguiriyas sin haber pisado nunca Andalucía? ¿Se perderá algo en la traducción digital o se ganará una nueva forma de entender lo jondo? ¿Hasta qué punto puede un arte tan visceral sobrevivir en plataformas que reducen la música a segundos?
El tiempo dirá. Lo único seguro es que en 2025, las palmas del siglo XV siguen resonando, pero ahora lo hacen también desde la pantalla de un portátil, al compás de una batería.