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¿La más pequeña casa rodante del mundo? El secreto verde que esconde un HONDA ACTY de 1998
Una pequeña camioneta verde se esconde en los árboles, pero no está perdida. Está en casa. 🌲
¿Puede una vida entera caber en solo 21 pies cuadrados? La respuesta es sí… si tienes madera, valor y un Honda Acty de 1998. He visto muchas casas pequeñas en mi vida, pero esta me hizo fruncir el ceño, reírme, y luego sentarme con una libreta a tomar notas. No se trata de una moda ni de una simple rareza viral. Se trata de una declaración —y también de una pregunta retórica sobre los límites de la comodidad, la funcionalidad y el deseo de vivir con lo mínimo sin perderlo todo.
Hace poco vi cómo Levi Kelly —ese personaje entre inventor y filósofo nómada— presentaba su nuevo proyecto: una especie de miniatura sobre ruedas, un refugio de madera montado sobre una vieja pickup japonesa que ya había vivido otras vidas. Según él, esto no es solo una camper más. Es “la casa móvil más pequeña del mundo”, y aunque habría que llamar a Guinness para confirmarlo, lo cierto es que hay que agacharse para entrar… y abrir la mente para entenderla.
“Una cama, un baño y una ducha entraron en un bar de 21 pies cuadrados…”
Sí, así suena el chiste. Pero no hay trampa ni cartón: lo ha metido todo en ese minúsculo espacio. No un concepto, no una maqueta. Una cama real. Una ducha funcional. Un baño que no da vergüenza. Todo sobre el chasis de un Honda Acty 4×4 de 1998, importado directamente desde Japón, y repintado de un verde militar que lo hace parecer parte del paisaje, como si los árboles lo hubieran adoptado.
El vehículo en sí no ha sufrido grandes transformaciones, salvo unas ruedas nuevas y un cambio de color. Pero la estructura que corona la caja trasera —esa casita improvisada con alma de refugio escandinavo— ha sido construida con un mimo casi artesanal: estructura de madera, aislamiento de espuma, paneles exteriores, y un sistema eléctrico solar alimentado desde el techo. Todo ello sin pasarse de los 800 libras (unos 362 kg), el límite que aguanta la camioneta sin resoplar.
“El lujo está en los detalles que no esperas”
Aquí no hay domótica, ni pantallas curvas, ni Alexa para encenderte el fuego. Pero sí hay una cocina funcional con fregadero, un grifo alimentado por una botella de agua, y un sistema de recogida de aguas grises igual de rudimentario como ingenioso. Una pequeña hornilla de alcohol sirve para cocinar o calentarse las manos. Y sí, hay un ventilador. Porque incluso los ascetas sudan.
La cama, eso sí, no está puesta. Está escondida bajo la encimera, junto con una almohada que se descubre solo cuando se retira la hornilla. Levi mide 1,78 m y duerme bien, pero no esperes estirar las piernas si pasas del metro ochenta. Esto es un hotel cápsula sobre ruedas, con la ventaja de que el paisaje lo pones tú.
¿Y la ducha? ¿Y el baño? Pues aquí viene la verdadera genialidad: el grifo de la cocina se conecta a una manguera que se saca por la ventana para formar una ducha exterior. Y el baño es un pequeño trono portátil, con cisterna y todo, alojado en una zona donde un ventanuco esférico proporciona luz natural y, más importante aún, el espacio necesario para sentarse sin parecer contorsionista.
“Hay quienes tienen casas llenas de cosas. Otros, tienen una cosa llena de casa.”
Kelly no está jugando a las casitas. Está experimentando con la vida misma. En un mundo saturado de metros cuadrados vacíos y estanterías llenas de cosas inútiles, este micro-camper funciona como una bofetada minimalista. Pero también como un canto a la inteligencia del diseño, a la obsesión por lo útil, y a esa vieja idea de que menos es más, si lo poco está bien hecho.
Claro que no es para todos. Hay que tener cierta inclinación al retiro, o al menos una buena dosis de humor, para dormir dentro de una caja de madera sobre una pickup. Pero como ejercicio de síntesis vital, es impecable. Hay algo casi poético en la manera en que todo se pliega, se esconde, se transforma. Como si la casa estuviera viva, y sus espacios respiraran contigo.
“La verdad no ocupa espacio. Solo el ego necesita metros cuadrados.” (Adaptación libre de Lao-Tsé)
Y no, no es una autocaravana más. Es una declaración. Como se muestra en esta entrevista con Levi Kelly, esto no es para largas temporadas ni para tener una familia dentro. Pero sí para escapadas donde la idea de libertad se mide en litros de gasolina, no en WiFi.
El Honda Acty como símbolo de la vida ligera
El Honda Acty de 1998, con su silueta menuda y su motor modesto, es casi una metáfora de todo este proyecto. No hay exceso, ni estridencias. Solo lo justo para moverse, para sostener, para resistir. Este tipo de vehículos, muy populares en Japón durante los años noventa, fueron pensados para tareas sencillas y prácticas: reparto, mantenimiento, trabajo ligero. Que ahora se convierta en la base de una “casa” dice mucho de nuestro giro hacia lo esencial.
Pero también plantea preguntas incómodas: ¿cuánto espacio necesitamos realmente para vivir? ¿Cuánta comodidad es lujo, y cuánta es adicción? ¿Y si no tuviéramos más que esto… seríamos más libres o más tristes?
“Solo lleva contigo lo que el alma pueda cargar.” (Viejo proverbio nómada)
En tiempos donde el mercado inmobiliario parece una tragicomedia y las ciudades se inflan de precios imposibles, propuestas como esta nos devuelven al suelo —y a la madera. Hay algo profundamente humano en el deseo de volver a lo básico, de recuperar el sentido de cada objeto, de cada gesto.
No digo que debas mudarte mañana a un Honda Acty verde. Pero sí que te detengas un momento a pensar si tus paredes te protegen… o te encierran.
¿Será este el futuro de la vivienda o solo un poema sobre ruedas?
Hay quienes verán en esta micro-casa sobre ruedas una excentricidad pasajera. Otros, una utopía nómada. Para mí, es una invitación a repensarlo todo. No por moda ni por postureo, sino por esa necesidad casi ancestral de sentirnos en casa, estemos donde estemos.
Quizá la respuesta no esté en construir más, sino en construir mejor. Quizá el futuro no venga en grúas, sino en pick-ups de los noventa.
¿Y tú? ¿Podrías vivir en 21 pies cuadrados si eso te diera 21 veces más libertad?