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Empresas de viajes futuristas el secreto de su éxito ¿Por qué España se queda atrás en la carrera del turismo del futuro?
Las empresas de viajes futuristas ya no son una fantasía sacada de una película de ciencia ficción. Son una realidad tangible, eficiente y, sobre todo, rentable. Basta con echar un vistazo al IMD Future Readiness Indicator Travel 2025 para ver qué compañías están preparadas para dominar la próxima era del turismo: Booking, Airbnb, Marriott International… nombres que no sorprenden a nadie. Lo que sí me sorprendió fue otra cosa: la ausencia de empresas españolas en este ranking.
¿Cómo es posible que un país cuya economía depende tanto del turismo no tenga un solo representante en la lista de las más preparadas para el futuro? Quizás sea momento de preguntarnos si estamos haciendo las cosas bien o si nos estamos quedando dormidos mientras otros reinventan la industria.
Origen de la foto: Booking, Airbnb y Marriott lideran el ranking de empresas de viajes más preparadas para el futuro, según IMD – Forbes España
La inteligencia artificial ya es el nuevo concierge
Si creías que los chatbots eran solo un capricho tecnológico, piénsalo otra vez. La inteligencia artificial en hospitalidad ya está moldeando la forma en que reservamos, viajamos y hasta disfrutamos nuestras vacaciones. Booking y Airbnb lo saben bien y por eso han convertido sus plataformas en auténticos asistentes de viaje virtuales que aprenden de cada búsqueda y cada reserva para ofrecernos opciones cada vez más personalizadas.
Lo más interesante es que esta IA no solo facilita la vida al cliente, sino que también ahorra dinero a las empresas. Los algoritmos pueden gestionar reservas, cancelaciones y consultas sin que un humano tenga que intervenir, lo que significa menos costes y más eficiencia. Y si un cliente tiene un problema en medio de la noche, ahí está el chatbot para resolverlo sin necesidad de que nadie coja el teléfono.
Pero también hay un punto en el que todavía se quedan cortas: la emoción, la sorpresa, el toque humano. La tecnología puede predecir lo que nos gusta, pero aún le falta la capacidad de improvisar con ese «extra» que convierte un viaje en una experiencia inolvidable.
Personalización digital en viajes la clave de la lealtad
Los turistas ya no quieren ser tratados como simples clientes, quieren ser reconocidos, valorados y sorprendidos. Por eso, las empresas de viajes futuristas están invirtiendo en tecnologías emergentes en turismo para ofrecer experiencias hiperpersonalizadas.
Piensa en esto: entras en la app de tu aerolínea favorita y no solo te muestra vuelos, sino que ya sabe que prefieres pasillo, que te gusta el vino blanco y que siempre te apuntas a los upgrades si el precio es razonable. O imagina que llegas a un hotel y la habitación ya está ajustada a tu temperatura favorita, con tu playlist preferida sonando de fondo.
Esto no es magia, es big data, IA y aprendizaje automático en acción. Y las empresas que han entendido esto están creando un nuevo tipo de lealtad, una que no se basa en tarjetas de puntos, sino en la sensación de sentirse especial.
“El turista del futuro no quiere descuentos, quiere experiencias que parezcan diseñadas solo para él.”
Bleisure la nueva fiebre del oro
Para los que aún no están familiarizados con el término, «bleisure» es la combinación de negocios y ocio, y es una de las tendencias que más está transformando el turismo. Lo que antes era impensable —mezclar reuniones con escapadas a la playa o visitas culturales— ahora es casi obligatorio.
Los datos no mienten: los viajeros de negocios pasan una media de 22 días al año fuera de casa. Y si pueden añadir un par de días de placer a su viaje sin que la empresa se queje, ¿por qué no hacerlo? Es una oportunidad de oro para aerolíneas, hoteles y agencias de viajes que han sabido adaptarse a este nuevo perfil de viajero.
Aquí es donde muchas empresas turísticas han encontrado un filón: hoteles con espacios de coworking, vuelos con tarifas flexibles, destinos que ofrecen experiencias tanto para reuniones como para relax… Si el turismo de sol y playa fue el boom de los 90, el turismo «bleisure» será el gran negocio de los próximos años.
¿Y España qué?
Ahora volvamos a la pregunta incómoda: ¿por qué ninguna empresa española aparece en el ranking de preparación futura del sector turístico?
Las respuestas no son bonitas. Salarios bajos, falta de teletrabajo, altos costes de contratación… España sigue viviendo del turismo de masas, ese que llena los hoteles en verano pero que no deja margen para innovar. Mientras otros países invierten en digitalización, personalización y sostenibilidad, aquí seguimos atrapados en un modelo que, aunque rentable a corto plazo, podría no sobrevivir a los cambios que se avecinan.
Otro gran problema es el precio de la vida. El coste del alquiler y los inmuebles han subido de manera desproporcionada, mientras que los salarios han permanecido estancados o, en algunos casos, han bajado. Esto hace que sea difícil atraer talento internacional, una pieza clave para cualquier empresa que quiera competir en el sector turístico del futuro.
El futuro será tecnológico… y sostenible
Si hay algo que define a las empresas de viajes futuristas, es su apuesta por la sostenibilidad en el sector turístico. No por moda ni por quedar bien, sino porque es rentable.
Las aerolíneas están experimentando con combustibles sostenibles, los hoteles están invirtiendo en eficiencia energética y reducción de residuos, y las plataformas de viajes están promoviendo opciones más ecológicas. Empresas como Marriott ya han integrado menús más sostenibles, optimización de transporte y alojamientos certificados con bajas emisiones.
No se trata solo de salvar el planeta, sino de adaptarse a la mentalidad del nuevo viajero. Las nuevas generaciones no quieren pagar por experiencias que destruyen el medio ambiente. Prefieren gastar su dinero en empresas que tienen una visión a largo plazo.
¿Está España condenada a perder el tren del turismo futurista?
La tecnología está redefiniendo la manera en que viajamos y consumimos turismo. Las empresas que lo entienden están prosperando. Las que no, se están quedando atrás.
España sigue siendo un destino turístico de primer nivel, pero si no quiere quedarse como simple proveedor de sol y playa para turistas de bajo coste, tiene que despertar. Invertir en IA, en sostenibilidad, en personalización y en captar el nuevo perfil de viajero que busca más que una tumbona en la playa.
La pregunta es: ¿seremos capaces de cambiar antes de que sea demasiado tarde?