El futuro de los automóviles: ¿Importa realmente el coche?

El futuro de los automóviles: ¿Importa realmente el coche? ¿Qué importa en el futuro de los coches? ¡Descúbrelo aquí!

Desde hace tiempo, se ha venido gestando una idea revolucionaria: en el futuro de los automóviles, lo que menos importa es… el coche. El mundo del automóvil atraviesa un punto de inflexión que va más allá del coche eléctrico. La omnipresencia del software se encamina a inundar y transformar por completo los habitáculos de nuestros vehículos.

El declive de la pasión por conducir

En la industria automotriz, existe la percepción generalizada de que los coches han perdido valor en su aspecto más pasional. «En general, se corre menos que hace unos años y está peor visto ir deprisa por la carretera. Aunque ir más despacio tampoco significa que se conduzca mejor», confesaba un experto en la materia.

Los automóviles han ido perdiendo cierto atractivo deportivo y, en los últimos años, se han centrado en mostrarse como objetos útiles para el día a día. Motores, cilindradas y sensaciones al volante han desaparecido en gran medida para dar paso a vehículos más sencillos de conducir.

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La tecnología y los asistentes de conducción

El creciente desinterés del público hacia los vehículos ha dado lugar a la incorporación de asistentes ADAS de ayuda a la conducción. Estas tecnologías tienen un doble filo: por un lado, los coches son más seguros, pero, por otro, los conductores comienzan a desentenderse de la conducción y a valorar más los añadidos propios de un smartphone para el coche.

El coche como espacio secundario

Los fabricantes de automóviles han implementado diversas estrategias para atraer a un público cada vez menos interesado en la vertiente pasional de la conducción. En un artículo publicado a finales de 2022, se analizaba cómo se habían encarecido los coches en los últimos años debido a normas de emisiones más estrictas, el aumento de sistemas de seguridad y la creciente carga tecnológica de los coches eléctricos.

Un ejemplo de ello es el Dacia Logan, que en 2015 no incluía (ni podía incluir como opción) el ordenador de viaje, el navegador o los retrovisores orientables eléctricos en su versión más básica. Hoy en día, cuenta de serie con una pantalla táctil de ocho pulgadas.

Renault, por ejemplo, ya promocionaba el Clio hace más de tres años destacando sus virtudes para «vivir» dentro del coche, en lugar de conducirlo. El año pasado, nos quiso vender su Renault Captur E-Tech como una alternativa a la bicicleta y los trayectos a pie.

El futuro: habitáculos como espacios de ocio y trabajo

Las pantallas centrales de los vehículos han crecido hasta superar las 15 pulgadas, y la conectividad se ha convertido en un aspecto central en la experiencia de conducción. Los compradores potenciales valoran convertir su coche en un punto wifi rodante, y los vehículos de lujo llegan a ofrecer televisiones para sus plazas traseras.

Aunque algunas voces señalan que hemos perdido la cabeza con el tamaño de las pantallas, lo cierto es que la industria lleva tiempo vendiendo el futuro de los habitáculos como nuevos espacios de ocio y trabajo. La conducción autónoma jugará un papel fundamental en esta transformación. De hecho, ya se legisla para permitir la emisión en streaming mientras el coche circula.

Pantallas y comodidad: el futuro de los automóviles

El nuevo Kia EV9 ha centrado parte de su lanzamiento en la importancia de estar cómodo dentro del coche, con butacas para conductor y copiloto que se pueden reclinar y aportar la máxima comodidad mientras el vehículo se carga. Se ha observado la necesidad de incluir aplicaciones en sistemas como Android Automotive para sacar mayor rendimiento al software, como el acceso al correo electrónico.

Volkswagen es otro ejemplo de cómo la industria automotriz se enfoca en el futuro de los habitáculos. La compañía ha contratado a miles de ingenieros chinos para desarrollar aplicaciones que maximicen el aprovechamiento del espacio interior. En China, el coche se utiliza como karaoke o se incluyen cámaras para fotografiarse en su interior, algo que también replica BMW en su iX.

El coche como un medio, no como un fin

Quizás lo que menos empiece a importar en el futuro de un automóvil es que sea, efectivamente, un coche. Los cambios en la industria y la evolución de las necesidades y deseos de los viajeros apuntan a un futuro en el que el coche será un medio para disfrutar de experiencias de ocio, trabajo y conectividad, más que un fin en sí mismo.

Como decía Marshall McLuhan, «El medio es el mensaje». En este caso, el coche se convierte en un medio a través del cual los usuarios buscan disfrutar de una experiencia de vida más allá de la simple conducción. El futuro de los automóviles, en última instancia, estará determinado por la capacidad de adaptarse y satisfacer las demandas de los viajeros en constante evolución.

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